04 diciembre 2009

El mediocre nuestro de cada día.

Todos tenemos un mediocre al que odiar. Incluso podemos tener 2 o 3 por ahí sin darnos cuenta. Puede que igual no hayas notado su presencia debido al único arte que dominan que es el de la simulación. De eso viven. Normalmente consiguen puestos de Jefe, sub-gerente, sub-director, algún puesto donde poder echar las culpas a los de arriba o a los de abajo según la ocasión.
"Es muy difícil competir con el mediocre, acentúandose esa dificultad con el grado de cercanía física."
Principalmente su experiencia en las artes de la mediocridad los coloca en una posición muy ventajosa. La única forma de intentar luchar contra ellos es colocandose en su mismo nivel y en este caso perderíamos por falta de experiencia.

La situación descripta se refiere a los Zapingos de relación horizontal, pero el más temido es mediocre de relación vertical: los jefes mataperros. Que aunque se podría pensar en un primer momento debería ser un ejemplar raro de gastasillas pero en cambio es de los más populares y el más peligroso.
Es el que roba tus ideas y las suelta en cualquier reunión preferiblemente en tu ausencia, pero claro siempre utilizando el plural integrador que engloba a todo su departamento.
Aunque hay que reconocer que antes de soltar nuestra idea, realiza una introducción esta si de su propia cosecha para que nadie pueda acusarlo de cayuco trepamuros. "Las necesidades de la organización y particularmente la situación actual de la organización  nos permite tomar conciencia de las circunstancias y necesidades actuales." Y a continuación de esa mierda comienza repetir scaneadamente nuestras humildes ideas.


Lamentablemente, y aunque muchos de Uds a esta altura del post esperaban oír un consejo para combatirlos, tengo que decirles que  no hay forma de luchar contra ellos. Y grabense esto en sus cabezas es absolutamente imposible vencer la mediocridad de los Zanganos Chiflamicas.

El poder destrucción de los Chantas Ortibas es infinitamente superior al de Al Qaeda. Por poner un ejemplo un Bejerto podría haber destruido las torres gemelas de NY sin necesidad de aviones ni cursos de pilotaje.

Pero no hay que confudir un mediocre con un imbécil. Ruben Dario lo explicaba perefectamente
"el imbécil ocupa un extremo del mundo y el genio ocupa el otro; el mediocre está en el centro"

José Ingenieros los dibuja claramente en su libro "El Hombre Mediocre":
"Siempre hay mediocres: son perennes. Lo que varía es su prestigio y su influencia. Cuando se reemplaza lo cualitativo por lo cuantitativo, el sabio es igual al analfabeto, el poeta al prestamista, el rebelde al lacayo."

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