03 octubre 2006

Volver

El domingo cuando me desperté con la música esperpéntica y hortera de los Fernández, recordé que cuando vivía en Montevideo, los abuelos, los tuyos o los vecinos te despertaban con sus tangos, sin duda mucho más adecuado para recuperar el sentido luego de noches pasadas de hora y alcohol...
Radio Clarin, música típica y folklórica para la cuenca del plata... más música, menos palabras y alcance internacional... la inolvidable voz del locutor te trasladaba a los veranos del 50, al tiempo de las vacas gordas, la suiza de América, muchas cosas que solo viví a través de los recuerdos de los mayores... Uruguay siempre es eso, vivir con los recuerdos, acariciarlos y refugiarse en ellos... Vivir, con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez...
Aún hoy recuerdo la final del mundial en Río de Janeiro, 16 de julio de 1950, el Maracanaso, 200 mil gritos a favor de Brasil enmudecidos por 11 uruguayos inconscientes. Uruguayos campeones, de América y el mundo esforzados atletas que acaban de triunfar... Cada vez que recuerdo esos momentos me emociono (a veces incluso hasta las lágrimas) y sin embargo yo ni siquiera había nacido....

Carlos Gardel símbolo de las tantas expropiaciones culturales que sufrimos a manos de nuestros queridos hermanos porteños, era la columna vertebral de la emisora y aparecía puntualmente en las horas pares en Radio Clarín...
Salto de la cama y enciendo el ordenador, ansioso por comprobar, si tal vez....
Tecleo radioclarin.com en el Firefox.
Si! Allí esta Radio Clarín con su misión irrenunciable y sus horas pares gardelianas...

Tengo miedo del encuentro
con el pasado
que vuelve
a enfrentarse con mi vida

tengo miedo de las noches
que, pobladas
de recuerdos
encadenen mi sufrir

¡Pero el viajero que huye,
tarde o temprano
detiene su andar!

Y aunque el olvido
que todo destruye

haya matado
mi vieja ilusión

guardo escondida
una esperanza humilde

que es toda la fortuna
de mi corazón.

1 comentario:

Cristina Crisol dijo...

He vuelto... siempre vuelvo... con Gardel, y contigo.
Y la copa del mundo de 1930... inolvidable cuando me la relataste en el Borrell...