17 octubre 2008

Churros con dulce de leche.



















Una tarde mientras hacía churros para Krisol recordaba mis tiempos en Montevideo. Cuando vendíamos churros junto a Ramiro en un "carrito" en 18 de julio y Río Negro. Ramiro era un boliviano que sobrevivía en una pensión de la calle Andes. Él intercalaba su trabajo en el carrito con el de músico callejero. Tocaba en un grupo de estos de música andina, con sus Caporales, sus Moseñadas, sus Sayas y sus Cuecas. Y sentía con orgullo su trabajo. El de músico, no el de churrero. A pesar de la diferencia de idiomas y de religiones nos entendíamos perfectamente. El hacía los churros normales y yo los churros rellenos de dulce de leche. "Conaprole, por supuesto", decíamos rapidamente cuando preguntaba la gente que dulce era. Siempre era mentira, en realidad el dulce de leche me lo conseguía mi tío que tenía un amigo que lo traía de Colonia y estaba buenísimo. Luego gracias a un consejo de "Pinocho" comenzamos a hacer también rellenos de chocolate. El relleno de chocolate no era más que dulce de leche mezclado con cocoa. Bueno la primera vez lo hicimos con Nesquick y quedo un poco raro así que lo descartamos y pasamos a la cocoa. Pero igualmente los churros que triunfaban eran los de dulce de leche puro puro.

Las tardes de lluvia eran las mejores. Sentir el golpeteo de las gotas en techo de chapa. Ver la gente correr esquivando charcos. Mientras nos calentabamos las manos acercandolas a la olla llena de aceite hirviendo. Y por supuesto escuchando la Clarín. Tango y folkclore las 24 horas.
Esos días eran geniales aunque no vendíamos una mierda.

Al final sólo fueron 3 días que estuve vendiendo churros.
Pero fue experiencia inolvidable y enriquecedora.

A Ramiro nunca más lo vi pero lo recuerdo en cada churro que se me cruza.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y es que pensaba que toda la vida te habías dedicado al riquísimo oficio de churrero...Estabas tan mono.

-Anda, que está lloviendo, hazme unos churritos precioso

Lola La Fleur dijo...

¡Qué buenos están los churros! Tu historia me ha abierto el apetito.

A ver donde encuentro yo ahora una Churrería...

Ines dijo...

Me husta mucho tu imagen, pero los Çhurros me dan asco. Son tan grasosos ;-)